Melisa Giancrisóstomo es periodista y referente del Partido Comunista en la localidad santafecina de Arroyo Seco. En esta columna se refiere a qué es lo que se juega en su provincia de cara a las próximas elecciones.
El desafío político en Santa Fe es construir una alternativa real frente a las propuestas de alternancia. En los últimos años, uno de los debates centrales dentro del Partido Comunista de Santa Fe fue el marco de alianzas electorales. La pregunta de fondo es clara: ¿queremos construir un verdadero frente político con un programa transformador o continuamos aportando en la lógica pragmática de cargos y votos? La diferencia entre alternancia y alternativa política no es semántica; es estratégica. La unidad electoral puede ser efectiva para ganar una elección pero no siempre significó una opción de transformación real.
Este dilema no es nuevo. No lo resolvió en su momento el Frente para la Victoria bajo la hegemonía del peronismo, tampoco bajo Unión por la Patria, ni se resolverá bajo el reciente sello Fuerza Patria para las elecciones nacionales. En todos los casos, lo que se privilegió fue la negociación por espacios de poder, y no la construcción de un programa emancipador.
Hoy, frente al gobierno de Javier Milei y su correlato en Santa Fe con Maximiliano Pullaro, vuelve a aparecer un llamado a “unidad”. Pero ese llamado, en realidad, se limita a las superestructuras partidarias, con el único objetivo de evitar la fragmentación electoral. No hay ahí un proyecto político real para confrontar la ofensiva de la derecha.
La política de Milei y Pullaro se sostiene también con sectores del peronismo de derecha que entienden la política como administración de cargos y cajas. Incluso aquellos sectores incómodos con esta dinámica terminan atrapados en esas disputas. El caso de la reforma constitucional en Santa Fe lo ejemplifica claramente: mientras el gobernador impulsa su reelección para 2027, acuerda con senadores que llevan más de veinte años en sus bancas -como Armando Traferri- la posibilidad de extender su permanencia hasta 2035. La discusión de fondo, que debería ser limitar la perpetuidad de una casta política enquistada, termina reducida a una negociación por conveniencia.
El rol de ciertos dirigentes es también sintomático. Juan Monteverde, referente de Ciudad Futura, optó por una táctica electoralista al asociarse con un peronismo hegemonizado por su aparato. Lo que se presentó como una alianza para “ampliar el frente” terminó siendo un salvavidas para un peronismo en retroceso, que a su vez no dudó en garantizarle a Maximiliano Pullaro los votos necesarios para avanzar con la reforma constitucional por mayoría simple. En los hechos, se trata de un discurso opositor combinado con una práctica acuerdista, que fortalece al propio gobernador.
La muestra más clara es la construcción del espacio “Provincias Unidas”, donde varios intendentes peronistas del Gran Rosario -como Roly Santacroce (Funes), Adrián Maglia (Granadero Baigorria) y Jorge Berti (Villa Constitución)- ya expresaron públicamente su voluntad de alinearse con Pullaro. Con este esquema, las principales ciudades del sur santafesino quedan bajo la órbita política del gobernador.
Frente a este panorama, desde el Partido Comunista de Santa Fe sostenemos que confrontar a la derecha exige construir una verdadera alternativa política de izquierda. No una alianza electoral coyuntural, sino un frente a las propuestas de alternancia, que enfrente a la derecha en todas sus expresiones: partidarias, económicas, judiciales y mediáticas. Porque la consigna “enfrentar a Milei o a Pullaro” pierde sentido si se traduce apenas en listas de supervivencia, sin proyecto ni proyección.
Por eso nos sumamos al Frente Amplio por la Soberanía en las elecciones de convencionales constituyentes. No logramos ingresar, pero mantenemos en pie nuestra propuesta de una Constitución que garantice y amplíe derechos: laborales, ambientales, educativos, de salud pública. Una Constitución que limite privilegios y garantice la equidad social.
Y en estas elecciones nacionales, integramos el Frente Amplio por la Soberanía, y lo hacemos con orgullo, acompañando la candidatura de Carlos del Frade como diputado nacional y de nuestro camarada Rubén Salas, referente territorial del MTL en la ciudad de Santa Fe.
Vamos a militar cada rincón de la provincia para que Carlos Del Frade asuma una banca en la cámara de Diputados de la Nación, porque será la única banca que denuncie los vínculos entre política, justicia, fuerzas de seguridad y narcotráfico. La que defiende la soberanía sobre nuestro río Paraná y la nacionalización del comercio exterior y de la banca. La que pone en agenda la distribución de la riqueza, la defensa de los derechos laborales, ambientales, de la salud y la educación públicas. Es la banca que va a plantarse contra la motosierra de Milei en defensa de jubilados, trabajadores y trabajadoras. Carlos del Frade es quien representa este proyecto político en el congreso de la Nación.
La pandemia dejó en claro que “nadie se salva solo”. Santa Fe, provincia estratégica en el modelo agroexportador, no puede resignarse a ser mero engranaje de un esquema de concentración, extranjerización y desigualdad. Necesita recuperar sus recursos y decidir sobre sus riquezas para ponerlas al servicio de las mayorías.
En tiempos donde abundan los discursos de oposición y escasean los proyectos de cambio real, la diferencia entre alternancia y alternativa es más urgente que nunca. Carlos del Frade ha demostrado coherencia, valentía y compromiso popular en cada batalla legislativa: desde Vicentín hasta la pelea por la Hidrovía. Y lo decimos sin vueltas: Santa Fe necesita a Carlos del Frade en el Congreso para que la voz de los que luchan no sea silenciada, para que los que más tienen paguen más, y para que la provincia deje de ser saqueada por monopolios extranjeros y sus socios locales.
Esa es la propuesta del Partido Comunista de Santa Fe dentro al Frente Amplio por la Soberanía. Y esa es la esperanza que representa la candidatura de Carlos del Frade y Rubén Salas.