Donald Trump mandó tropas a Portland y asevera que, fronteras adentro, “también hay una guerra”. El Partido Comunista de Estados Unidos advierte sobre la profundización de la agenda “Maga”. Mientras tanto la casa Blanca no logra acuerdo por su Presupuesto 2026 y Scott Bessent les baja el precio a las promesas hechas a Javier Milei.
El Partido Comunista de Estados Unidos (PCUsa) se declaró en “Alerta roja”, después de que el presidente Donald Trump ordenara el despliegue de tropas militares en Portland, Oregón, a las que autorizó a usar “toda la fuerza si es necesario” ante las crecientes protestas que se vienen realizando frente a centros de detención migratoria y otras instalaciones federales. Y si bien no es la primera vez que el mandatario toma una decisión de este tipo, ya que no hace mucho hizo lo propio en Los Ángeles, Washington DC y Memphis esta vez la cosa se puso más espesa ya que, casi coincidentemente, Trump instó a su cúpula militar a “vigilar el enemigo interior”, al tiempo que prometió que va a resucitar “el espíritu guerrero” de las Fuerzas Armadas estadounidenses.
Lo hizo el martes al dirigirse a los altos mandos militares destacados dentro y fuera de las fronteras yanquis, que fueron convocados a la base de los Marines en Quantico, en Virginia, donde recalcó que “el despliegue en varias ciudades del país es una de las tareas importantes para algunas de las personas en esta sala”, tras lo que aseveró que “eso también es una guerra: es una guerra desde el interior”. Y sostuvo que “las ciudades gobernadas por los demócratas de la izquierda radical (sic) San Francisco, Chicago, Nueva York, Los Ángeles son lugares peligrosos y las vamos a poner en orden, una por una”.
Ante esto, el PCUsa advirtió que Trump “vuelve a enviar tropas no deseadas e innecesarias a otra ciudad” y después de sostener que la gobernadora de Oregon y el alcalde local, “los líderes comunitarios y los trabajadores, todos están unidos oponiéndose a la medida”, hizo hincapié en que se trata de “un paso más en la dirección de normalizar el uso de militares en nuestras calles, supuestamente para detener lo que Trump llama ‘violencia’, pero la única violencia en Portland viene del Servicio de Control de Inmigración y está dirigida contra miembros de la comunidad que se oponen a la redada de inmigrantes”.
Vale citar que el alcalde de Portland es Keith Wilson, integrante del Partido Demócrata tal como la gobernadora de Oregon, Kate Brown, quien además es la primera política estadounidense que se asume abiertamente bisexual, lo que decididamente la pone en la mira de la ideología “Maga”, (Make America Great Again), que representa el núcleo duro de apoyo a Trump.
En este escenario, las diatribas contra la “izquierda radical” que despliegan Trump y su gobierno, se profundizaron tras el asesinato del referente de una de las facciones de ultraderecha que actúan dentro del trumpismo, Charlie Kirk, hecho sucedido en Utah que tal como lo señaló el PCUsa “agrava el ciclo de violencia política que asola a Estados Unidos” y recordó que “el movimiento Maga, incluido Trump, culpó a la ‘izquierda radical’ del asesinato, etiquetando la política de izquierda como una amenaza a la seguridad nacional y pidiendo una ofensiva e incluso la guerra”.
Sin embargo, puntualizó que “incluso según las fuerzas del orden de la clase dominante, la principal fuente de violencia política en nuestro país es la derecha radical”, lo que incluye “a los miles de insurrectos cuyo ataque al Capitolio fue indultado por Trump, dándoles no solo un guiño, sino una aprobación rotunda” y también “el asesinato hace apenas unas semanas de la representante estatal de Minnesota, Melissa Hortman, y su esposo”. Por lo que lxs comunistas estadounidenses denunciaron que “la hipocresía absoluta de Maga parece inagotable”.
Asimismo, el Partido Comunista de los Estados Unidos destacó que “los movimientos obreros y democráticos sabemos muy bien, por nuestra larga experiencia, que los actos de violencia y terror sólo sirven a los intereses de las fuerzas del odio, el racismo, la intolerancia y la reacción”, como así también que la violencia política contra individuos, “incluyendo los tiroteos masivos, no tiene ningún propósito útil y la condenamos”. Porque “sólo un cambio sistémico logrará la sociedad que buscamos y tal cambio debe lograrse mediante la lucha pacífica y no violenta de masas”.
Maga sin magia
En este contexto, octubre comenzó sin acuerdo entre el Capitolio y la Casa Blanca en torno a las partidas presupuestarias 2026 enviadas por Trump, con lo que el gobierno estadounidense “se cerró”, lo que quiere decir que, en este momento, el Estado Federal no tiene Ley de Presupuesto por lo que sólo puede gastar en aquello inherente a mantener funcionando los servicios, agencias y oficinas que son consideradas como esenciales.
Si bien no es la primera vez que pasa esto, la situación no deja de alterar el habitual funcionamiento de la administración gubernamental. El antecedente más cercano fue a fines de 2018 durante la primera Presidencia Trump y esa vez se extendió a lo largo de 35 días, lo que abre una nueva incógnita sobre las características y los plazos que pueda tener la ayuda que Trump y Scott Bessent, prometieron a Javier Milei. “No estamos poniendo dinero en Argentina”, dijo hoy por la mañana el secretario del Tesoro de EE.UU. por medio de la red social X y aunque aclaró que el gobierno que integra “está totalmente preparado para hacer lo que sea necesario por Argentina (léase Milei)”, pateó la pelota cuando indicó que “en los próximos días espero que el equipo del ministro Caputo venga a DC para avanzar significativamente en nuestras discusiones en persona sobre las opciones para brindar apoyo financiero”.
No conforme con eso, poco después y tras llenar de elogios a Milei, Bessent le bajó al precio al anuncio que el lunes hiciera el propio Milei, cuando en una charla que tuvo con Antonio Laje por las pantallas del canal América, aseveró que “tenemos cerrado el financiamiento de 2026 y estamos buscando cerrar el del 27”. Y, sin dudarlo, aclaró que “lo único que le vamos a dar a Argentina es un swap: no estamos poniendo plata en este país”.
El “cierre del gobierno” de los EE.UU., puede ser una buena excusa para que la administración Trump trate de saldar la interna que se presenta entre quienes piensan que bancar a Milei es un buen negocio y los que entienden que una cosa es una foto y un tuit de apoyo, y otra muy distinta es aflojar unos cuantos miles de dólares para un gobierno que, en lo que va de su gestión, no hizo otra cosa que dilapidarlos.
Por eso es que esa facción considera que quizás sea prudente desensillar hasta que aclare y, más aún, en un escenario en el que distintas voces del universo Demócrata, pero también algunas del sector Republicano, encienden luces de alerta al respecto.
Así las cosas, también están quienes por el contrario sostienen que para la administración Trump resulta relevante salvar a Milei. Precisamente se trata de los más cercanos al Maga como el asesor Stephen Miller y la secretaria de Seguridad, Kristi Noem, la misma que no hace mucho cabalgó junto a Patricia Bullrich en Campo de Mayo.
No obstante, en lo que ambas facciones del imperialismo yanqui coinciden es en que Washington no puede dejar pasar la ocasión que se le ofrece con el gobierno de Milei, más aún en un contexto en el que las dos principales economías de Latinoamérica, México y Brasil, prefieren trazar una agenda propia alejada de los intereses estadounidenses. Allá por la década de 1930, el entonces secretario de Estado de EE.UU., Cordell Hull, justificaba el apoyo de la Casa Blanca al régimen encabezado por Anastasio Somoza en Nicaragua, subrayando que “puede que sea un hijo de puta…pero es nuestro hijo de puta”. Y, al parecer, pasan lo años pero algunas cosas nunca cambian.