La jueza Servini, a cargo del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal Nº 1 en el que tramita la causa por el homicidio en grado de tentativa de Pablo Grillo, finalmente tomó declaración indagatoria al gendarme Héctor Guerrero, identificado por organismos de la sociedad civil como el responsable del balazo que hirió en el cráneo al fotoperiodista. Claudia Cesaroni, abogada de la Liga Argentina por los Derechos Humanos e integrante de la querella que impulsa la familia, remarcó como un hecho de gravedad política que los abogados defensores de Guerrero hayan sido proporcionados, institucionalmente, por la Gendarmería Nacional.
Esta semana la jueza María Servini de Cubría, a cargo del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal Nº 1, tomó declaración indagatoria al gendarme Héctor Guerrero, autor del disparo que impactó en el cráneo del fotoperiodista Pablo Grillo el 12 de marzo de este año, en una movilización del movimiento de jubilados en la Plaza de los Dos Congresos. Ahora, la jueza tiene un plazo de 10 días hábiles, que vence la primera semana de octubre, para definir si procesa a Guerrero.
En diálogo con Nuestra Propuesta, Claudia Cesaroni, abogada de la Liga Argentina por los Derechos Humanos e integrante de la querella que impulsa la familia, destacó como uno de los aspectos más relevantes de la jornada la confirmación de que la Gendarmería Nacional, y por ende el Ministerio de Seguridad que conduce Patricia Bullrich, haya tomado la decisión política de asumir la defensa institucional de Guerrero en la causa. Efectivamente, los abogados defensores Martín Sarubbi y Claudio Nuncija fijaron su domicilio legal en la sede de Gendarmería. Con ello, “Bullrich insiste en sostener la mentira de que la Gendarmería actuó conforme a la ley el día que le pegaron el balazo en la cabeza a Pablo”, afirmó Cesaroni.
En efecto, el gendarme Héctor Guerrero en su declaración indagatoria ratificó su versión de los hechos, desmentida por las pruebas recolectadas que constan en el expediente. Acompañado por sus abogados defensores, el cabo dijo que “el lanza gas lo usé a medida que me instruyeron y de acuerdo con el manual de uso, soy inocente”. Sin embargo, desde la querella aseguraron que la versión del gendarme es completamente falsa. En verdad, de la propia descripción de los hechos que hace el Juzgado está claro que, al momento de sufrir el impacto, Pablo Grillo estaba de cuclillas, tomando fotos hacia el cordón de gendarmes “sin representar ningún tipo de peligro ni amenaza para terceros”. Sucede que, en su declaración, Guerrero afirmó que actuó en respuesta a una agresión previa y en un contexto de poca visibilidad. Empero, las fotos y videos tomados ese día y que son prueba en la causa demuestran que el cordón de gendarmes tenía visibilidad de los manifestantes que estaban enfrente, entre los cuales se encontraba Pablo.
La querella, en un comunicado, también remarcó que “es falso que Guerrero haya disparado de acuerdo a lo que indican los manuales”. Precisamente, explicaron que “el Juzgado le imputó haber efectuado un disparo en ángulo horizontal y en dirección a Pablo ‘a sabiendas de que con su accionar, podía poner en riesgo la vida o la integridad física de cualquiera de las personas que se hallaban frente a él`”. En ese sentido, la jueza le hizo saber que conforme el peritaje realizado por la División Balística de la Policía de la Ciudad, las imágenes y videos obtenidos en autos, se encuentra descartado —con relación al disparo que hirió a Grillo— que su propio disparo se haya efectuado conforme al reglamento, con un ángulo de inclinación ascendente de 45° o con una inclinación descendente de 30° y 45°, como debiera haber realizado conforme los protocolos vigentes.
Vale recordar que el informe de la pericia realizada por la División Balística de la Policía de la Ciudad, junto con los peritos de parte —querella y defensa—, confirmó la mala praxis del Gendarme. La prueba balística demostró que, si Guerrero hubiese disparado según el protocolo, el cartucho de gas lacrimógeno jamás hubiera alcanzado a Pablo del modo en que lo hizo. En el caso del disparo “en parábola” hacia arriba realizado durante la reconstrucción, el proyectil cayó a los 156 metros del punto en que se encontraba el tirador. Esto equivale a tres veces la distancia en la que se encontraba Pablo respecto de Guerrero cuando éste le disparó.
Pese a la clara responsabilidad de Guerrero, está claro que el gendarme no es el único culpable. En ese sentido, Cesaroni remarcó que la causa tiene que avanzar y ampliarse y para ello es muy importante la movilización popular. En esta línea, anticipó que “vamos a insistir para que la justicia avance también contra toda la cadena de mando a la que Guerrero respondía el día de la represión”. Por ello, valoró como un hecho muy importante la concentración, en las puertas de Comodoro Py de organismos de derechos humanos y de colegas fotoperiodistas de Pablo, que se hicieron presentes para acompañar a la familia Grillo. Y, por último, respecto a la situación de la ministra Bullrich —quien podría ser incorporada en un futuro en la causa como responsable—, Cesaroni fue clara al afirmar que “en primer lugar, la situación de la ministra tiene que ser resuelta políticamente por el Congreso, ya que se encuentra próxima a ser senadora nacional por la Ciudad de Buenos Aires”.