El Partido Comunista de Estados Unidos hizo pública su “condena enérgica a la escalada militar agresiva, innecesaria y no provocada de Trump contra el pueblo venezolano”. Desde que comenzó su operación militar en el Mar Caribe, la Armada yanqui asesinó veintisiete personas.
El Partido Comunista de Estados Unidos (PCUsa), reclamó que la Casa Blanca ponga fin a las acciones imperialistas que viene perpetrando contra el pueblo de Venezuela, una práctica que desde hace varias semanas viene escalando constantemente a partir de la presencia de naves de guerra estadounidenses en el Mar Caribe ante las costas de la República Bolivariana, donde según reportó la Secretario de Guerra yanqui, el lunes pasado EE.UU. atacó y hundió otra embarcación, la quinta desde que comenzó con esta operación durante septiembre.
El propio Donald Trump informó sobre este nuevo acto de piratería argumentando que se trató de una embarcación vinculada al narcotráfico, aunque como en los casos anteriores, Washington no aportó ninguna prueba que certifique tal aseveración ni tampoco explicó por qué, pese a tener superioridad táctica sobre la embarcación presuntamente narco, no procedieron a interceptarla y capturar a sus tripulantes y en lugar de eso la hundieron. Ese mismo criterio es el que emplearon en todas las ocasiones, lo que de acuerdo a la Secretaría de Guerra ya dejó un saldo de veintisiete personas asesinadas.
A partir de este recrudecimiento de la amenaza imperialista en el Caribe, el PCUsa hizo pública su “condena enérgica a la escalada militar agresiva, innecesaria y no provocada de Trump contra el pueblo venezolano” y recordó que además de desplegar buques de guerra, EE.UU. “ya ha llevado a cabo varios ataques mortales contra presuntos barcos narcotraficantes sin aportar pruebas y sin respetar las normas internacionales de derechos humanos ni el derecho marítimo”.
Asimismo, puntualizó que desde su regreso a la Casa Blanca, Trump “dejó en claro que busca provocar conflictos en todo el hemisferio occidental” y destacó que “si bien sus bravuconadas iniciales se dirigieron a Groenlandia, Canadá y Panamá, ahora Venezuela está en la mira” y añadió que cuando rotuló a presuntos cárteles de la droga venezolanos como “organizaciones terroristas”, Washington “sentó las bases para la guerra contra una nación ya de por sí fuertemente sancionada”.
También recordó el PCUsa que desde 1823 con la Doctrina Monroe, EE.UU. considera que Latinoamérica y el Caribe son su patio trasero y que, en ese marco, “sus políticas de agresión han incluido invasiones, intervenciones militares, dictaduras proestadounidenses, planes de masacre encubiertos y abiertos, y bloqueos económicos a una serie de naciones, incluyendo el bloqueo que se ha prolongado durante décadas contra Cuba”.
Por otra parte, advirtió que este accionar del gobierno yanqui “representa una amenaza con consecuencias catastróficas para la clase trabajadora de toda la región”, ya que “las crecientes tensiones geopolíticas llevan a las naciones al borde del abismo” y puntualizó que de forma más inmediata “pone en peligro a las comunidades pesqueras de Venezuela, cuyo sustento depende de la navegación en esas aguas”.
Las luces de alarma que enciende el PCUsa deben ser tomadas en cuenta. Recientemente fue filtrado un memorando de la Secretaría de Guerra que señala que Estados Unidos está inmerso en un “conflicto armado”, que se estaría librando contra el narcotráfico, por lo que justifica el uso de su potencial militar contra carteles narco que ni la propia DEA dijo conocer. Y de esta excusa se vale para apuntar contra Venezuela, un país que registra uno de los menores tráficos de drogas en América Latina, pero la mayor reserva petrolera del mundo.
Defender a Venezuela es defender a Nuestra América
Con las cartas sobre la mesa, queda expuesto cuál es el verdadero motivo que lleva a la Administración Trump a apuntar sus cañones, literalmente, contra la República Bolivariana. Y se pone en evidencia que el particular afán de EE.UU. por presionar y derrocar al gobierno encabezado por Nicolás Maduro, se apuntala también en un marcado fortalecimiento de la presencia militar estadounidense en la región, donde el Pentágono dispuso operativos militares en Trinidad y Tobago, al tiempo que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Granada, reconoció que considera una “solicitud” del gobierno estadounidense para instalar temporalmente equipos de radar y personal técnico en su aeropuerto. A estos casos debemos sumarle la presencia de tropas de Estados Unidos en nuestro país, autorizadas por un decreto del Ejecutivo, en un contexto de agudización de entrega de la soberanía nacional.
Ante este panorama, recientemente el ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, advirtió sobre posibles ataques estadounidenses que podrían ser perpetrados con drones o fuerzas especiales que lleven a cabo “asesinatos selectivos” dentro de la República Bolivariana, práctica utilizada, por ejemplo, en Cisjordania e Irán en el marco del genocidio llevado a cabo en Gaza por el tándem Washington-Tel Aviv.
A propósito de las afirmaciones de Padrino López, ayer se supo que Trump autorizó a la CIA inicar operaciones en Venezuela y que también evalúa la posibilidad de que EE.UU. perpetre ataques militares terrestres adentro de las fronteras de la República Bolivariana. “Ciertamente estamos pensando ahora en la tierra, porque ya tenemos bien bajo control el mar”, respondió el presidente estadounidense ante una pregunta que le formularon durante una ronda de prensa brindada en el Despacho Oval.
Frente a esto, el presidente Maduro reflexionó que la actividad de la agencia de inteligencia estadounidense en Venezuela “nos recuerda a los 30 mil desaparecidos por la CIA en los golpes contra Argentina”. Y tras repudiar la posibilidad de que EE.UU. fomente un “golpe de Estado de la CIA”, recalcó que es preciso decirle “no a la guerra en el Caribe, no a la guerra en Sudamérica y sí a la paz”.
Para esta tarde en la Ciudad de Buenos Aires el Capítulo Argentino de la Internacional Antifascista convocó de urgencia a un acto bajo la consigna “Venezuela se Respeta”, frente al Monumento a Simón Bolívar, en Parque Rivadavia.